LOS DRAGONES
La sombra oscureció la tierra.
Los pájaros se enredaron en las ramas, apresurados, buscando refugio. Todos se olvidaron de cantar.
Los animales se escondieron en sus cuevas y los peces se sumergieron hasta lo mas profundo de los ríos. Los hombre, los únicos que no sabían que hacer, se cubrieron las cabezas y las ropas con cenizas y se arrodillaron pidiendo perdón por sus pecados.
Del otro lado del mundo también una sombra oscureció la tierra.
Lo pájaros cantaron sus mejores canciones convencidos de que había llegado la primavera, los animales salieron de sus cuevas y corretearon, alegres, por los campos, porque había llegado el tiempo del amor. Y los peces de las profundidades se asomaron a la superficie de las aguas para recibir los beneficios de la gran sombra. Los hombres abrieron las puertas de sus casas, elevaron los ojos y se inclinaron en un saludo de alegría.
En las dos puntas del mundo había aparecido un dragón.
Para el Occidente era una clara muestra de horror que se avecinaba, la presencia de un demonio que venia a castigar, un símbolo del mal que se adueñaba de la tierra y de que pocos podían esperar.
O tal vez nadie.
Y entonces los arrepentimientos, los miedos y los llantos poblaron las ciudades y un indescriptible tembló recorrió el cuerpo de cada hombre y de cada mujer.
Para el mundo de Oriente la sombra era muestra de la llegada de la alegría, de la risa, del buen tiempo. Las flores y los frutos poblarían la región, la comida alcanzaría para todos y nacerían hermosos y fuertes niños acompañados por una larga bendición. Las mujeres adornaron las mesas con los mejores manjares, porque era un día para festejar.
Ningún animal, real imaginario, puebla la historia y la mitología de todas las naciones en las cuatro equinas del mundo con el dragón. En algunos casos venerado como un dios benéfico, y en los otros combatiendo como el monstruo mas poderoso símbolo de la maldad y al que el hombre debe destruir.
Ninguno de los animales de la prehistoria, esas múltiples familias de dinosaurios gigantescos, de inmensos pterodáctilos y feroces saurios, de mostraos de la tierra, del agua y del aire, cuya exigencia nadie duda, ya que los esqueletos comprueban su realidad, dejaron una huella en la memoria de los hombres como los dragones.
Temerosos de lo desconocido, de lo inexplicable de un mundo donde todas las tardes el sol desaparecía y volvía a apareces por las por lsa mañanas, del misterio de la lluvia y del trueno, de lo incomprensible de la vida y de la muerte, en los comienzos del hombre necesito alguna explicación que lo tranquilizara, alguna palabra para entender lo misterioso y oscuro de la naturaleza.
Alguna palabra para expresar sus miedos. Tal vez pudo encontrarla en la figura de un dragón.
Espero que les alla gustado.