-Prepárense nobles armadas. El más fiel guerrero, el cual debe destacar ante sus pares, será escogido para formar parte del antiguo pero noble Consejo de Banberbill. Esto se debe a la reciente muerte de nuestro líder Estigio.
Al oír esto, miles de lamentos y llantos llegaron a mi oído tan rápido que casi los dejo pasar desapercibidos. De todas formas las melancolías cargadas de impotencia se desvanecían en el viento sin dejar rastro alguno. Mis ojos se llenan de lágrimas, mis labios se entumecen y mi pecho me asfixia. Un líder, el mejor líder, había muerto. Aún se desconoce la causa, pero me da igual, nada lo traerá a este mundo nuevamente.
Ah pasado una semana a partir de la oscura noticia. Las calles se iluminaron por blancas velas las cuales se tornaban celestes a medida que el calor aumentaba. El color blanco representaba la pureza de Estigio, y el color celeste su afición y devoción hacia la armada real. Banderbill no se ha recuperado del golpe. El Consejo tarda más que nunca para decidir nuestro nuevo líder, lo que impacienta al pueblo. Tancredo llora en silencio encerrado en su palacio de piedra caliza. Sus lágrimas son sagradas según mitos antiguos, pero esta vez empeoran la situación. Imaginen un rey, sin poder servir a su nación por el dolor. Imaginen a unos funcionarios debatiendo entre ellos sin llegar a un acuerdo. Imaginen un pueblo desprotegido, el cual es acosado día y noche por la melancolía. Solo imagínenlo…
Continuará...